Este proyecto fue creado con un único propósito:
Ayudar a esas personas sin un propósito claro a reencontrarse a ellos mismos y a su propósito en esta vida, a encontrar dirección.
El objetivo de este proyecto es que salgas con claridad absoluta.
No solo con tu objetivo final en mente, sino con las herramientas necesarias para llegar a ese final.
Pero… también va más allá, y establece las estrategias pragmáticas a seguir para el alcance de ese propósito, eso que te propusiste a alcanzar.
Pero… también va mucho más allá, hacia los sistemas, hábitos y estilo de vida que necesitarás para embarcar en la búsqueda de tu propósito en esta tierra.
Pero… también, el libro va mucho más allá, hacia lo trascendente, la vida y la muerte en sí, el todo existencial, para últimamente ponerlo todo en perspectiva.
Verlo todo desde arriba, desde un lente cósmico y eterno.
El proyecto empezó con mi propio viaje, mi propio descubrimiento.
Un proceso de dolor, incomodidad, sentido de pérdida, confusión, el sentimiento más bajo en el que un humano puede caer: la envidia, traición, ansiedad, depresión, y una enorme cantidad de mezclas de todos ellos, en diferentes medidas y dosis…
Hasta que dije:
“Basta! Me niego a ser víctima. Debe haber una solución de raíz y pragmática a todo esto. Debe haber una especie de estructura y pasos a seguir para salir de esto y finalmente ser la persona que quiero ser en la vida”.
Y empecé a tomar acción. A buscar.
Y como dice el verso bíblico Mateo 7:7-11:
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.”
Me pregunté: “Pero… aguarda ¿Por dónde pudiese empezar?”
Hay un dicho que dice:
“Si tienes un problema, búscate un libro que lo resuelva. Y si no existe el libro, créalo”.
Yo he estado ahí donde tú estas. Sé cómo te sientes.
Y te mantuve siempre presente a lo largo de esta escritura.
Sí, a ti. A esa persona confundida en busca de respuestas.
Ese libro que buscaba… Pues, no lo había, o al menos no lo encontré.
O al menos no lo encontré como yo lo quería…
Pero durante la búsqueda me encontré otros muy interesantes que me impregnaron en mí una pequeña semilla…
Hablaban de metas pero no de muerte... Y ¿Qué es una meta que valga la pena si al final de tus días, en tu lecho de muerte, te arrepientes de haber seguido esa meta?
Hablaban de muerte, pero ¿De qué vale la muerte si no persigues y luchas por eso que quieres?
Hablaban de vida, pero ¿De qué vale la vida si no luchas y lo das todo por sacar tu luz interna al máximo?
Hablaban de hábitos, propósito, naturaleza humana, evolución, filosofía, ciencia … pero nada conectaba ni daba una estructura completa a seguir. La quería tal como si le explicaras a un niño y este la pudiese entender y armar. Tal como un ‘Lego’. Una estructura y un manual paso a paso.
Es más, llegué a pensar que no existía porque a nadie le interesa que tengas un propósito.
Y mucho menos que luches por él. Nos quieren débiles y dependientes.
Ya que con un propósito: Te vuelves fuerte, hasta el borde de invencible.
E independiente, hasta el borde de luchar tú solo contra el mundo entero.
Y eso hace que vivas la mejor vida de tu vida.
Mientras leía cualquier libro, curso, seminario online, videos y cualquier cosa con la que me pudiese tropezar acerca de propósito… Tomaba acción, actuaba, realizaba, reflexionaba.
Me di cuenta rápidamente que no puedes aprender a nadar con un libro, ni aprender artes marciales en un curso online…
Últimamente, para alcanzar la maestría, deberás lanzarte al agua, deberás luchar hasta la muerte con ese enemigo. Es ahí donde se encuentra la verdadera sabiduría.
Si la sabiduría se pudiese obtener de un libro o palabras, no habría nada más que hacer aquí.
Y pues sí, empecé a actuar, a aprender, a fallar, a levantarme de nuevo, a aprender de nuevo, a actuar y a fallar de nuevo. Ciclo interminable.
Pero me percaté de algo: Cada vez que me volvía a levantar, me levantaba más fuerte.
Más fuerte mentalmente, espiritualmente, en mis relaciones, mis finanzas, mi claridad mental aumentaba, mi propósito se hacía cada vez más claro, visible y tangible.
Lo sentía. Y yo ahí seguía.
Sabía que estaba en el camino correcto.
Escuchaba esa Voz. Seguía luchando (incluso literalmente), aprendiendo, entrenando, aplicando, invitando al discomfort, fallando, viajando, ayunando, sanando, encontrándome, creciendo.
Llegué a un punto de serenidad absoluta, nada podía perturbarme.
Nada.
Totalmente sereno.
Ni positivo, ni negativo.
Entendí la vida. Entendí el sentido de esta. Después de tanto tiempo…
Tan pronto, me encontraba personas acercándose a mi pidiéndome consejos de vida (sí, del arte de cómo vivir), estas personas llegaban desde los 40 y hasta 60 años de edad.
También jóvenes se me acercaban. Me di cuenta que la edad no significa nada a la hora de propósito o el arte del saber vivir. Nada.
Ellos veían algo en mí.
Pero, ¿Qué era? ¿Era mi serenidad? ¿Cómo actuaba? ¿Mi frialdad? ¿Mi forma de expresarme? También empecé a ver un patrón similar en todas estas personas que se acercaban a mi…
Mi cerebro empezó a conectar puntos. Y todos los caminos llegaban a Roma: Falta de propósito.
“Pero ya va… Tengo que ayudar a estas personas” dije…
Y me pregunté: “Pero ya va, ¿Por dónde empezar?”
Empecé por las personas más cercanas y queridas a mí, les tenía que decir esto. Sabía que si se los decía, estaba seguro de que les cambiaría su vida por completo, por fin le encontrarían sentido a esta, y la vivirían al máximo y plenamente.
Sería la solución a todos sus problemas.
Era lo mínimo que podía hacer, y era el máximo regalo de valor que les podía dar… tanto, que ni toda la riqueza del universo pudiese comprar.
Y me pregunté: “Pero ya va, ¿Cómo los pudiese ayudar? Y… ¿Por dónde empezar?”
Y pues sí, empecé por el principio, tal como un principiante… A estos amigos cercanos y queridos que se me acercaban para consejos de la vida y con dudas simples pero complejas de “¿Qué hacer” o “¿Qué hacer con sus vidas?”, y a estos, les daba una simple “lista de preguntas” a responder que sabía que los iba a ayudar…
Y pues… No las respondieron. ¿Por qué habrían de hacerlo? Eran preguntas fuertes y difíciles.
Decidí hacer lo siguiente: Le debía agregar la importancia y el por qué de responder esa simple “lista de preguntas”.
Luego les tenía que decir y explicar de que todo se trataba de eso, su propósito en esta vida.
Y le agregué una especie de intro para darles cierto contexto de qué es eso que buscaban exactamente y ayudarlos a determinar la raíz del problema.
Luego, para ayudarlos a entender lo que estaba pasando, le agregué pequeñas historias para utilizarlas como ejemplo, tanto personales como históricas y hasta fábulas que captaban la esencia de lo que quería transmitir.
Luego le fui agregando frases inspiradoras de grandes que me habían ayudado en mi camino y estaba seguro que a ellos también les tocaría el alma.
Ese manuscrito, paso a paso, fue agarrando más forma y más valor a la vez. Lo iba regando. Todos los días. De rutina.
Luego pasó a ser una especie de guía, luego le fui agregando cosas que sentía necesarias y se transformó a una especie de “e-book”.
Últimamente me percaté que todo en esa cosa que llamaba: “e-book”, que todas las etapas de esa cosa que llamaba: “e-book”, encapsulaba mi vida entera, mi proceso, mis caídas y levantadas, cómo me paré, qué pasos seguí exactamente, de principio a fin, a quién escuché, quién y qué exactamente me ayudó, a qué grandes de la historia de la humanidad leí, a qué grandes de la historia seguí, de qué grandes de la humanidad me inspiré…
Yo no soy nadie, pero los que leí si lo son. Mis mentores sí lo son.
Caí en lágrimas… Había encontrado mi propósito… “¡Al fin!”. “¡Aleluya!” Grité.
Pero ya va… El proceso continuó… sabía que tenía algo muy valioso entre mis manos, tenía que darle forma, estructura…
Y me pregunté: “Pero… ¿Por dónde empezar?”
Tenía mucho que aprender… Tenía que aprender a escribir, a aprender a dirigirme al lector, aprender a articular mis ideas, a saber expresarme y explicarme, a mantenerme lo suficientemente entretenido para que la persona no se aburriera leyendo, pero al mismo tiempo mantenerme lo suficientemente exigente para que la persona continuara.
(En pocas palabras: Tenía un mensaje valioso pero no podía transmitirlo).
También, entendía que el proceso de introspección es tedioso y asusta, y debía hacer el proceso lo más ameno posible, pero al mismo tiempo desafiante para asegurar el logro de los objetivos:
Encontrar el propósito de la vida. Todo un arte…
Y me pregunté: “Pero… ¿Por dónde empezar?”
Hasta que un día, de repente, llegó a mí, como un rayo. “Se empieza por el final”…
Tal y como muy pronto cuenta te darás…
Como podrás percatar en el libro, un propósito verdadero va más allá, también, no tiene fin, es infinito.
Es decir, jamás lo alcanzarás. Pero el hecho de seguirlo, te llenará de energía cada día y le traerá sentido a tu vida.
Lograrás metas, objetivos, ayudarás personas, harás eso que te apasiona y generarás ingresos mientras, conocerás personas maravillosas en el camino, detectarás a quién no quieres en tu camino y quién sin duda te atrasa y sabotea para el logro de tus objetivos.
Muchas veces eres tú el principal saboteador. Los dejarás atrás. Te dejarás atrás.
Para así, juntarte con esas personas y esas cosas que simplemente harán que tu vida se direccione a tu propósito.
Te transformarás. Harás que tu vida terrenal se transforme en un cielo… a lo que yo llamo “el cielo en la tierra”.
Entiende: El cielo en el cielo no está garantizado.
Pero tu cielo en la tierra está bajo tu poder y responsabilidad de alcanzarlo.
Haré un paréntesis, te contaré una breve parábola bíblica,
El Hijo Pródigo:
Había un Padre con dos hijos, un Hijo al cumplir su mayoría de edad, reclama de forma rebelde, su herencia correspondiente por ser su hijo para marcharse a la ciudad por siempre.
El Hijo, sorprendido de que su Padre hubiese aceptado, al recibir la fortuna que le correspondía, partió de inmediato su rumbo hacia la Gran Ciudad.
Al llegar a la Gran Ciudad, el Hijo puede observar todo el movimiento de ésta y toda su gente.
Al Hijo se le hace muy sencillo caer en las tentaciones que la gran ciudad brinda. Y empieza a gastar toda su fortuna en fiestas, sustancias, burdeles, y en personas que no debe y mujeres que solo traen problemas.
Al pasar un tiempo, el Hijo se da cuenta que ha perdido toda su fortuna de fiesta en fiesta, en sustancias y perdiendo el tiempo.
El Hijo, destruido, sin saber que hacer, busca un trabajo mundano alimentando cerdos, el trabajo más despreciable de la ciudad, e incluso, llega al punto de que le toca comer la misma comida de los cerdos para sobrevivir.
Al tiempo, el Hijo no lo puede soportar más. Se pregunta:
“¿Cuántos sirvientes tiene mi padre? Incluso, los sirvientes de mi padre viven mucho mejor que yo en este momento”.
Y decide regresar a que su Padre, desesperado por ayuda. Antes de partir, piensa en decirle:
“Padre, he pecado ante el cielo, he pecado ante ti y te he fallado como hijo. No soy merecedor de llamadme tu hijo, ni que tú seáis mi padre. Pero al menos, hacedme uno de tus sirvientes”.
Partió en marcha al camino de regreso a casa.
Llegando, el Padre lo logra observar de lejos, y sale emocionado corriendo a recibirlo, a abrazarlo y a besarlo en la frente. El Padre fue compasivo.
Al tenerlo entre sus brazos, el Hijo le dice:
“Padre, he pecado ante el cielo, he pecado ante ti y te he fallado como hijo. No soy merecedor de llamadme tu hijo”.
Pero el padre grita con ánimos:
“¡Traedme rápidamente la mejor de las vestimentas y vestíais su cuerpo, poned un anillo en su dedo y calzaseis sus pies. Tomad el becerro más engordado y matadlo. Entonces celebremos con fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido encontrado”.
Entonces comenzó la party!
Sin embargo, el Hermano mayor, que había permanecido juiciosamente sirviendo a su Padre, al regresar del campo de trabajo, escuchó a distancia la música y la celebración. Le preguntó a uno de los sirvientes qué pasaba y este respondió:
“Vuestro hermano ha regresado, y vuestro padre ha matado el becerro más engordado para celebrar la llegada sana y salva de vuestro hermano”.
La noticia no le cayó nada bien.
En cambio, estaba furioso de que su padre no lo haya honrado a él que sí se quedó junto a su Padre durante todo ese tiempo. Se rehusó a entrar a la celebración.
Al salir el Padre de la celebración, el Hermano le reclama diciendo:
“¿Qué pasa padre? De que se trata todo esto? ¿Por qué lo recibís de esa manera? ¿No le diréis nada? Yo que he estado aquí trabajando a tu lado por todo este tiempo… y él que fue a desperdiciar toda la fortuna que tanto trabajasteis, caer en las tentaciones y desperdiciar su vida… ¿Y es así como lo recibís?”
El Padre le dice al Hermano:
“Hijo, eres un buen hijo. Tú siempre has estado conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Era necesario que nos regocijáramos y nos alegráramos. No guardar rencor por vuestro hermano, alegrarte por él. Porque este es tu hermano, estaba muerto, y ha revivido; y estaba perdido, y ha sido encontrado.”
Fin de la historia.
¿Quién Eres?
En este momento, tú eres los tres personajes.
Una parte de ti ha estado perdida, pero el hecho que hayas leído hasta aquí, es una prueba tangible que demuestra que has vuelto a casa, te has reencontrado.
Pero aguarda, hay trabajo que hacer.
El Hermano se molestará, el Hijo también, debe haber una reconciliación entre ambos.
Eres los tres personajes, el Padre, eres suficiente, eres compasivo contigo mismo.
Eres el Hermano, tu intelecto, tu lado racional, tu lado justo, tu lado que busca hacer lo correcto, tu lado que sabe que hay un mejor camino, un camino correcto el cual debe ser seguido.
Y eres el Hijo, el inmaduro, el salvaje, el curioso, el aventurero, el que quiere salir allá afuera a descubrir y entender de qué se trata todo por su cuenta, al que le importa poco equivocarse y fallar ya que no le importa perderlo todo simplemente porque no conoce su verdadero valor.
Pero últimamente descubre que a pesar de todos los viajes que realice, a pesar de todos los escapes en los que forme parte, últimamente no podrá escapar de sí mismo…
Así que tiene que volver a sí mismo, a reencontrarse.
Hasta el punto de aceptar quién es y quién quiere ser.
El Hermano en este punto queda fuera de la ecuación porque simplemente no puede entender la importancia y el significado del viaje…
El Hermano no puede entender la siguientes premisas:
Para realmente apreciar lo que tienes, tienes que haberlo perdido todo primero.
Para apreciar lo que tienes, has de haber estado en el lado opuesto y sufrir las consecuencias.
Tienes que dejarte a ti mismo, para comprender el valor de ti mismo.
Para reencontrarte, es necesario que te sientas perdido.
Para encontrarte a ti mismo, debes perderte a ti mismo.
Tienes que prostituirte antes de darte cuenta de tu propio valor.
Para ganarlo todo, hay que perderlo todo.
Y solo una vez que lo pierdes todo, estás en posición para ganarlo todo.
Para encontrar tu propósito, es necesario no tener uno primero…
Hay un mundo allá afuera que intenta decirte quién eres.
Y hay un mundo allí adentro tuyo que grita intentando decirte quién eres.
Es una batalla constante.
Y debe haber una reconciliación entre ambos mundos.
El mundo de afuera tiene todos los juguetes para distraerte y atraerte.
Y últimamente hacerte creer que tú no eres suficiente.
Esto es necesario, ya que para ellos lograr venderte, deben primero hacerte sentir mal sobre ti mismo, hacerte creer que te hace falta algo…
Cuando en realidad no… No te hace falta nada.
Somos suficientes en la forma y de la forma que somos.
Hay que perder cosas para entender que todo lo que se pierde es efímero, es transitorio. No vale mierda.
Y darse cuenta que somos nosotros los que en realidad lo valemos todo.
De la nada venimos y a la nada vamos.
Que nada nos pertenece ya que nada nos perteneció desde un principio.
Eres suficiente tal como eres, y sabes que puedes ser mejor, sabes que puedes crecer y progresar.
Si estás leyendo esto, estás en el lugar correcto, en el momento indicado.
Esto no es mera casualidad.
Que te sientas perdido, sin un norte, sin un propósito es bueno— Es una señal para re-calibrar o recrear tu mapa.
Un mapa propio, que te lleve a tus verdaderos objetivos.
No los objetivos/mapas que te ha vendido la sociedad, padres o amigos, que debes tomar.
Objetivos propios tuyos. Hacer lo que a tí te llena en verdad.
No te sientas egoísta por esta acción, cuando haces lo que verdaderamente te apasiona, tu mentalidad cambia, por ende tus relaciones con los demás cambia, tu alrededor cambia, ves las cosas diferentes, todo entra en armonía y sinergía—Haces encajar la última pieza del rompecabezas.
Una vez encaminado en tu propósito, la vida y el sol te iluminarán con una nueva luz.
Te darán ganas de levantarte temprano para perseguir ese propósito.
No querrás perder ni una hora ni un minuto de tu tiempo en vano.
Una nueva energía renacerá en ti.
Alimentarás por fin a esa bestia que llevas por dentro.
Recuerda: Si no eliges tu camino, alguien más lo elegirá por ti.
Este es el objetivo de “Empieza por el Final”, devolverte el poder que te han robado.
Devolverte esas ganas de ir adelante con un propósito claro.
Establecer metas claras y estrategias de como llegar a ellas.
Poner en perspectiva tu vida, responderte a ti mismo esas preguntas difíciles que siempre tratas de evitar.
Ponerte en posiciones incómodas.
Organizar tu vida, ponerle orden, implementar hábitos que te beneficien y eliminar los que no.
Devolverte ese sentido a la vida que no encontrabas.
Re-na-cer.
Te adelanto diciendo que no estoy aquí para hacerte perder el tiempo, ni yo perder el mío escribiendo más de la cuenta.
No estoy aquí para vanagloriarme y hablar más de lo necesario utilizando prosas y versos para hacer ver este libro intelectual o académico.
A la mierda eso.
Estoy aquí para hacer el trabajo.
Estoy aquí por amor al arte.
Soy pragmático por naturaleza, y el contenido de este libro es práctico y real.
Seré claro y preciso.
Una vez leído cualquier capítulo lo puedes salir a aplicar en tu vida real y obtener resultados reales.
Este libro es para que te relajes leyéndolo, te debe ser placentero, pero al mismo tiempo difícil y desafiante. Esto NO es la maldita pastillita o ‘lo fácil” o “el atajito”.
Una vez completado “Empieza por el Final” sentirás en ti una claridad de saber que es lo que en realidad quiere tu Ser.
Sentirás una paz y una confianza interna de saber que tienes todas las herramientas necesarias sobre la mesa, a tu disposición, para lograr de manera efectiva lo que te propongas, solo tocará que el tiempo y la constancia hagan su trabajo.
Entenderás los juegos en los que te quiere meter la sociedad y El Sistema para mantenerte:
Débil
Dócil
Esclavo
Mediocre
Controlado
Manipulable
Dependiente
Pobre de mente
Y sin alcanzar tu verdadero potencial como humano
Sin alcanzar tu propósito.
No te puedo garantizar que saldrás de este libro renacido, entiendo que cada quien tiene su lucha y su tiempo.
Cada uno limpia lo que tiene que limpiar cuando este esté listo para limpiar lo que tiene que limpiar. Cada uno aprende lo que tiene que aprender en el momento que le toca aprender lo que tiene que aprender.
También, me ha tocado entender a la fuerza que hay personas que simplemente morirán con los ojos cerrados, morirán de rodillas y esclavizados, sin jamás alcanzar su potencial como humano.
Estas personas pueden tener el más grande de los corazones, la mayor de las intenciones a cambiar, a crecer y a despertar.
Pero a la hora de la verdad, cuando toca sacar el cuchillo para abrirle los ojos, cuando toca hacer el duro trabajo, tomar acción, simplemente deciden que están más cómodos como están, dormidos.
Nadie ha dicho nunca que despertar y luchar por tu propósito es sencillo, pero sin duda vale la pena dar una vida entera para sólo descubrirlo.
Puedes tener todos los “ánimos” de ir a la guerra, pero si no tienes tu escudo y espada afilada, los puros “ánimos” no te ayudarán mucho.
De este libro saldrás con las herramientas, esa armadura y espada, con las estrategias y con la dirección exacta, contra que enemigo en específico luchar.
Te invito a adoptar la siguiente actitud a lo largo de la lectura de este libro, como el filósofo francés Denis Diderot decía:
“Mis ideas son mis putas”.
Se refería a que no se aferraba a ninguna en particular.
Si te encuentras con una idea en las siguientes páginas, siéntete con la libertad de abrazarlas, recibirlas, inspeccionarlas.
Deja que jueguen con tu mente, que te bailen y que entren dentro de tu cuerpo.
Diviértete, disfrútate con la idea, hazle el amor.
Y si luego sientes la necesidad de soltarla… Adelante:
Suéltala como a una maldita puta.
⚠️ Te advierto: El proceso no será sencillo.
Pero sin duda valdrá la pena el camino.
Esta es mi pasión, por lo que vivo, ayudarte a encontrar tu pasión y tu propósito.
Te guiaré a cada paso que des. Estamos juntos en esta mierda.
Es crucial que aunque sientas incomodidad y dolor continúes.
Te debes mirar al espejo.
Debes hacer las paces contigo mismo.
No desistir.
Resiliencia.
Solo puedes limpiar lo que tienes que limpiar, cuando este esté listo para limpiar lo que tienes que limpiar.
Y tú pareces estar listo para limpiar eso que tienes que limpiar.
Te deseo suerte en tu aventura de vida.
Oss.
– Carlos L. Bustos,
Se empieza por el final…
Tienes que morir varias veces antes que puedas realmente vivir.
– Charles Bukowski
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Nos vemos.